El desafío económico de la Venezuela de hoy es radicalmente distinto a todo lo que hemos vivido en el pasado. El gobierno viene aplicando las mismas recetas que han fracasado en los gobiernos comunistas del mundo. Por 15 años el gobierno chavista vivió la ilusión de una revolución ficticia lograda a través de un gasto público creciente, a su vez financiado por una renta petrolera igualmente creciente.
Ese modelo socialista estalló ante nuestros propios ojos. La realidad del país nos señala el grave perjuicio ocasionado por imponer un modelo fracasado y derivado de haber utilizado en forma irresponsable los recursos petroleros.
Hasta hace poco, la confrontación política y las distorsiones económicas las surfeaban con altos ingresos y gastos a manos llenas. Pero ahora la recesión se suma a la inseguridad, escasez, inflación, en el crecimiento desmesurado de las importaciones, en el despilfarro, en la corrupción y en muchísimos otros aspectos que constatamos a diario. Sin embargo, a falta de diálogo e imaginación del gobierno, han pretendido responder a estas realidades con mayores dosis de represión, de ofensas e insultos, lo cual no resulta adecuado para las realidades que padecemos. Situación que se traduce contra la gente; en lo social, produce un aumento de la violencia, anomia y acentuación fatalista. Además, desestabiliza la estructura familiar, genera ansiedad, angustia y daños a la identidad personal.
También aumenta la narcodependencia, deteriora la salud y lesiona el medio ambiente. Son efectos negativos directos de esta política del socialismo del siglo XXI. Mientras mayor es la crisis y más evidente el fracaso del modelo que adoptan, menor es la disposición al diálogo y mayor la prepotencia al no presentar resultados evidentes a las exigencias de la MUD.
Mientras nosotros exponemos ideas, hacemos propuestas para buscar salidas constitucionales, Maduro grita, ofende. En el terreno del insulto, gana Maduro. En el terreno del debate y del diálogo, gana la unidad, gana la democracia, gana Venezuela.
Ese es el camino de la paz. Se trata de ganar la paz, pero el gobierno marcha en una dirección equivocada y la gran mayoría de los venezolanos así lo percibe.
Por eso se hace necesario definir un horizonte.
@jesus_albertob
Jesus Alberto Barrios 